jueves, 24 de enero de 2008

Esa tarde salimos para el lado de San Isidro, solamente para tirarnos al bordecito del arroyo y mojarnos un poco los callos. Reposamos un rato al sol, lo más tranquilos, hasta que apareció un molesto camión que nos pasaba muy cerca levantando piedras muy grandes.

Arruinó nuestra paz, pero pudimos obtener un regreso gratis y sobre ese camión ya que logramos persuadir al chofer, que no quería llevarnos porque tenía esas piedras grandes y en las intensas subidas se podía venir el terremoto sobre nuestros cuerpos. De todas maneras nos llevó, subir al camión costó un poquito porque era alto. Gracias a Dios tenía la antitetánica.

1 comentario:

Dalmita dijo...

Todavia conservo el gran moretón que me gané ese día intentando subir a las alturas del "camion carga piedras"

Lectores: no se pierdan el camino a San Isidro que es una LOCURA!!!

(Y si no llegan a San Isidro, no se preocupen, la vida sigue)